abril 09, 2008

El Caníbal liberando Musas

Ojos de mirada melancólica, observa tu sitio, sé que no lo reconoces... no sirven de mucho tus reproches, tus ilusiones. Aquí esta la pesadez que invade tus venas, sólo queda algo... el papel en blanco deseoso de teñirse, por las locuras de tu tiempo, por la inconstancia de tu mente, por el deseo reprimido – desbordado.

Cual amante de una noche corta, con el remordimiento al borde de tu sexo... para vivir de la tristeza de morir. Dolorosa pesadez de tu deseo marginal, lucero de altamar que me lleva a donde quiere
Soy amante reprimido por tus manos suaves, deliciosas caricias en las heridas.

Hoja en blanco, guarda mis secretos como yo guardo mis deseos... no me juzgues, que no he sido infame, sólo juego con mi mente, con la de otros; mis instintos me llaman, los abandono, no he aprendido a dejar de ser mundana, simple, común...

La superioridad del instinto sobre la razón, somos carne deliciosa para los hombres, para los dioses… los juicios nos desangran las virtudes
Esencia de caníbal que te alimenta con mi alma mundana... si, un poco
lo necesario para no morir de hastío, para no ser palabra lanzada al universo sin sentido, para hacer lo que en sueños; para sucumbir ante el deseo sublime
No por sexo... más sí por libertad.

Maldito final que no brotas de la nada… invades mi mente, quieres ser libre y sólo hay una salida, pero sabes bien que iras sola, dejaras los miedos, las dudas... sólo hazlo, sólo vívelo, muere, lánzate al vacío sin pena ni gloria, con tus deseos escurriéndote, con el olvido... dale gusto a él que esta ansioso de tu libertad, de devorarte, justo... cuando llegue el final...