Líbrame del mal que llevo en mi ser...
Por un instante regreso el miedo, no vivo de la paranoia, pero en ocasiones el temor de volver a una cama me aterra, el imaginar un quirófano me asfixia, sentirme vulnerable ante la anestesia me produce nauseas.
Mi salvación eres tú… Tú, el que con palabras me reconforta, porque sabes como soy, haz conocido todo, desde la mirada aterrada, hasta mis ganglios infectados.
No sé en que momento dejaste de ser el que da los diagnósticos, para convertirte en amigo; Sí, a ese al que puedes llamar tarde para decirle - me siento mal - ( no solo físicamente) y sin mucho esfuerzo logra arrancarte una sonrisa.
No hablo sólo por mí, sino de mi gente que también han sentido el alivio al pasar por tus manos, de escuchar tu voz segura, llena de paz y confianza.
Hoy, estas letras son para ti, por existir, por demostrarnos la pasión con la que ejerces, por tu amor a la vida, por tu amor a vivir…
