junio 20, 2007

Mostro



La pequeña estaba envuelta en sus cobijas tratando de conciliar el sueño, pero la noche se tornaba un poco angustiosa. La lluvia golpeaba sus ventanas, el ruido penetrante hacia que ella se ocultara en su almohada, sollozaba al sentirse desolada, la recamara más próxima estaba prohibida, los duendes no la dejaban entrar y ella sabía que no podía refugiarse, tenía que afrontar los miedos de su corta vida.
Su ansiedad más real y constante era el Mostro, una criatura que de vez en vez la llegó a visitar y a pesar de que la intención de él era asustarla, lo que siempre lograba era arrancarle millones de carcajadas hasta hacerla llorar…Siempre se escuchaba a lo lejos “Ahí vine el Mostro” ella no podía describir la sensación que le provocaba escuchar esas palabras, era un terror combinado con emoción fundiéndose en ella, en ese momento entendió la inquietud que sentía; el Mostro llevaba eternidades sin ir a visitarla, se dio cuenta que hacia muchas lunas que no reía, froto sus ojos, seco sus lagrimas, abrazó su almohada y esperó… que saliera el sol…

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