Amapola

Recorriendo la ciudad en la búsqueda de una galería para la exposición de mi nuevo cliente, me encontré en un sitio extraño, con un aire sombrío pero muy atractivo, la curiosidad me ganó, el lugar tenía pinturas que hacían alusión a muerte, mounstruos, dioses, sufrimiento, me acomode en uno de los sillones negros, pedí una cerveza y me quede horas disfrutando de aquel “arte”, preguntándome, cómo cada quien tiene una visión muy particular de sobrellevar este espacio sin sentido en que nos encontramos… En ese momento, al fondo del lugar, llamó mi atención una chava de cabellos largos rojizos, piel apinonada, ojos delineados, labios gruesos y senos envidiables, fue tan fuerte mi curiosidad y mis miradas, que la hicieron voltear, unos segundos se tardo en encontrarme, nuestros ojos se clavaron, en ese instante un escalofrío recorrió todo mi cuerpo, su atisbo fue fulminante, no pude bajar la mirada, me había atrapado, me veía con curiosidad y algo más, dejó aquella pintura de dragones que estaba haciendo, camino hacia mi, se inclino un poco y me dijo: Amapola, sí es que quieres olerme; mi respiración se detuvo, mi corazón revolucionó.

Ella agarró mi mano, me deje guiar por aquel perfume que sería imposible olvidar, una fragancia que no existía, solo ella la podría crear, subimos por aquellas escaleras de caracol que eran el remolino del “bien o mal” , no me importo nada, quería sentir aquella mano tan suave, la cual hizo, que me dejara llevar…
En aquel cuarto solo había una cama con sabanas rojas, una enorme cruz, luz muy tenue, un delicado olor a incienso, Amapola y yo. Con esa actitud que tenia en la mirada, tomo mi cara entre sus manos, mordió mis labios hasta que sangraron; ella se deleitaba con la sangre que goteaba y ensuciaba mi cuerpo, continuo lamiéndome cada poro que estaba despierto, me vine en ese instante, mis pezones gotearon liquido rojo, pareciera que sólo lo hacían para satisfacerla, mi cuerpo se encontraba en el más sublime orgasmo, mi vagina eyaculó, -Soy Carmín -grite- cuando, susurrándome al oído dijo: estas en el infierno y jamás nunca podrás salir…